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11 enero, 2011

LOS MISMOS NOMBRES, LAS MISMAS CARAS, Y TAL VEZ…… En la segunda gestión de David Mamani en Juliaca

Luego de la juramentación del profesor David Mamani Paricahua, al frente de su segundo gobierno municipal, una gran decepción cunde en la población respecto a lo que pueda hacer en la Municipalidad Provincial de San Román. Primero, los mismos aires de soberbia se volvieron a recordar en un discurso bastante desordenado y sólo efectista, ante el auditorio en el Salón Consistorial; y segundo, la falta total de un ánimo de autocrítica respecto a su primera gestión de tres años y medio hasta su vacancia.

Respecto a lo primero, en su gobierno del 2006 al 2010, el alcalde David Mamani, se convirtió en la única autoridad municipal que desafió gobernar Juliaca con 8 regidores en contra y sólo tres como sus aliados, en una instancia de gobierno en la que son importantes las reglas de la democracia, las alternancias y el diálogo entre mayorías y minorías. Las sesiones de concejo municipal, que se entiende que por ley es la máxima instancia de un gobierno municipal, se convirtieron en una suerte de remedo. Las sesiones se manejaron al antojo y el libre criterio del Alcalde y sus asesores. Se convocaba con zancadillas y malas artes, para dejar mal parados a los regidores de la oposición.

La soberbia y el autoritarismo implementado como regla en la municipalidad de David Mamani, llegaron al extremo no solo de agredir moralmente, sino físicamente a los regidores. Las imágenes en video, felizmente guardan los testimonios del día en que el regidor Manuel Zevallos y otros, precisamente cuando fueron convocados a una sesión de concejo municipal, fueron desalojados del local municipal y rociados con pintura amarilla. Para cometer este recriminable acto de agresión, fueron utilizados humildes trabajadores de los programas de limpieza y algunas beneficiarias del programa del vaso de leche. A una distancia prudente –como queriendo desestimar cualquier vinculación- monitoreaban los asesores mas cercanos del Alcalde (compuesto en su generalidad por abogados).

Los periodistas y también los barrios le exigimos muestre los documentos que acrediten la transparencia que decía había en su gestión. Los pedidos se perdieron en los pasillos de la municipalidad y probablemente en algún tacho de basura. Los regidores denunciaron hasta la saciedad, que gerentes y funcionarios de segundo nivel nunca les accedieron información ni documentos sobre los movimientos económicos y de materiales en las obras.

El dialogo fue roto de principio a fin. Ni los pobladores, dirigentes tuvieron acceso a una conversación con el Alcalde. Su sequito de asesores, crearon una fuerte resistencia y un cordón difícil de sobrepasar para dialogar con la autoridad. Existió un caso, el del Gerente de Seda Juliaca, Víctor Raúl Apaza Flores, que resulta emblemático en el actuar del alcalde. Tras mantenerlo hasta el último día de su primer mandato, a pesar de los fuertes cuestionamientos al frente de la empresa y su marca incapacidad para manejarlo, al extremo de llevar a Juliaca al borde del colapso de sus servicios básicos de agua y desagüe, lo defendió con “uñas y con dientes”.

Esas fueron algunas de las razones que provocaron la reacción drástica de la población que paralizó en forma contundente el 21 de abril para enrostrarle al profesor David Mamani, que Juliaca tiene dignidad y que una autoridad no puede ser un gendarme sino un amigo de su pueblo. Pero, ni esa señal hizo reflexionarlo, porque a la semana convocó a una movilización pagada con recursos de la municipalidad para volver a desafiar a sus detractores en plena Plaza de Armas, prohibida para otros eventos.

Sobre lo segundo, la autocritica, la reflexión y el reconocimiento son actitudes que las personas sensatas, y con mayor razón autoridades, asumen para reconciliar ideas y acciones. En el caso del profesor David Mamani, un gesto de autocritica hubiera sido oportuno para encontrar los puentes que necesita para acercarse a la población. Pero en su discurso de cerca de 45 minutos, en ningún momento siquiera por casualidad asomó una autocrítica sobre sus actos de gobierno.

El Alcalde presentó su cuadro de funcionarios. Entre los que figuran los mismos nombres y los mismos rostros de quienes lo acompañaron en su primera gestión. Sobre la mayoría de ellos pesan denuncias de corrupción que nunca fueron investigados ni aclarados y acusaciones de presuntas sobrevaloraciones. Y sobre un buena parte de ellos pesa también la soberbia con que asumieron sus roles, que lejos de acercarlos, no solo los alejó, sino despertó el rechazo de la población de Juliaca.

Con este panorama, es poco alentadora para Juliaca una buena gestión municipal. Pero queremos correr el riesgo de equivocarnos.

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